Aterrado, el criado volvió a casa del mercader.
-Amo -le dijo-, déjame el caballo más veloz de la casa. Esta noche quiero estar muy lejos de Bagdad Esta noche quiero estar en la remota ciudad de Ispahán.
-Pero ¿por qué quieres huir?
-Porque he visto a la Muerte en el mercado y me ha hecho un gesto de amenaza.
El mercader se compadeció de él y le dejó el caballo, y el criado partió con la esperanza de estar por la noche en Ispahán.
Por la tarde, el propio mercader fue al mercado y, como le había sucedido antes al criado, también él vio a la Muerte.
-Muerte -le dijo acercándose a ella-, ¿por qué le has hecho un gesto de amenaza a mi criado?...”
- "Veo que has venido tal y como esperaba" contestó la Muerte.
-" ¿Tan miserable eres que no te basta con formar parte de cada vida, sino que te dedicas a amenazar nuestro vivir?" le replicó el mercader.
-"Cierto es, pero por eso he necesitado llamarte. Tú no me temes"
-"Realmente sí, pero es mayor mi pasión por la defensa de cualquier alma terrestre que el miedo a perderla"
Y derrotada la Muerte se alejó a esperar.
- "Veo que has venido tal y como esperaba" contestó la Muerte.
-" ¿Tan miserable eres que no te basta con formar parte de cada vida, sino que te dedicas a amenazar nuestro vivir?" le replicó el mercader.
-"Cierto es, pero por eso he necesitado llamarte. Tú no me temes"
-"Realmente sí, pero es mayor mi pasión por la defensa de cualquier alma terrestre que el miedo a perderla"
Y derrotada la Muerte se alejó a esperar.
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