RELATOS
BREVES
Qué terrible pensar que
todo lo escrito desde lo más genuino del ser humano ha sido utilizado por otros
seres menos humanos para denigrar al artista. Pero se equivocan al creer que
con eso se para la creación. Esto es una muestra.
Había una vez un niño
nacido allá por los años 20 del siglo XX en el seno de una familia acomodada.
Vivía con sus hermanas Carmen y Julia. Así podía haber comenzado una historia
de quien fuera un gran personaje real, ¿o quizá ya la escribí y también me la estafaron?
Me da bastante igual en estos momentos porque, aún tengo la convicción de que
esos ladrones de historias algún día me pedirán perdón. Esto no es ningún
juego, ninguna intención por mi parte de manipular a nadie, sólo es la
reivindicación para que quien lea éstas palabras sienta remordimiento.
Había una vez una joven
que acababa de sacarse el carné de conducir. Era una chica bella, morena o más
bien castaño claro con pelo ondulado y liso. Estaba muy contenta porque había
conseguido sacarse el carné a los pocos intentos y su familia estaba orgullosa,
bueno, al menos sus padres. Yendo al trabajo un día se cruzó con un motorista
que iba en Vespa y hubo una colisión. El chico quedó tumbado en el suelo y la
chica con mucho miedo salió huyendo. Ahí comenzó la desgracia de los años
posteriores para su familia. Resultó que hubo manifestaciones oficiales ya que
el chico de la Vespa murió. La chica asesorada por personas que la querían
mucho salió inocente pero con una diana en la cabeza puesta por los familiares
del motorista. Ésta podría ser una historia real pero no lo es. Sigamos creando
comienzos:
Había una vez en una
tierra poco favorecida por los habitantes que en ella habitaban, un tiempo en
el que parecían que los hechos se repetían una y otra vez. Pasados algunos
meses el tiempo no era lineal o eso parecía, o eso hacían creer, o tal vez es
que fuera así cómo funcionaba ese mundo. Había que dar un salto hacia otra
dimensión para llegar a una vida más “plena”. Las horas tenían un significado.
Se podía viajar en el tiempo varias veces al día y los habitantes tenían la
cualidad de desdoblarse en cada uno de los tiempos anteriores o posteriores.
Pues no, la protagonista de este cuento se negaba a aceptar ese devenir de los
acontecimientos e intentó e intentó que esa forma de vida no hiciera sucumbir a
los habitantes que en esa tierra habitaban. ¿Qué cómo lo hizo? Fácil. Con amor.
Pero claro, fácil lo tenía porque con sólo leer palabras llenas de bondad,
sabiduría y esperanza sabía que aunque le iba a costar mucho esfuerzo, lo
conseguiría. Tenía muchos enemigos que no la entendían, pues cada uno de ellos
estaba demasiado ocupado en preocuparse por ellos mismos que no tenían
capacidad para tener altas expectativas de futuro más allá del enriquecimiento
propio y la bajeza de reírse de aquella ilusa. También existía algo muy opuesto
a la creación humana, Inteligencia Artificial lo llamaban. Los hechos
cotidianos ocurrían de forma acelerada para unos aprovechados de la IA, pero no
para todos. Era tal la velocidad y la ansiedad de los aprovechados por pasar
tiempo en ocio y festivales que se les “cortocircuitaron” los telómeros. Para
quien no lo sepa los telómeros son un recubrimiento de unas membranas que
cuando disminuyen por efecto de estímulos tanto negativos per se o recibidos de
otras personas, como por estímulos negativos por exceso de adrenalina y otras
sustancias como serotonina, que cuando se adquieren en exceso producen efecto
rebote, pues dichos telómeros si son dañados en su función habitual biológica producen
una sensación de frustración en los comportamientos, fatiga y desorientación
existencial.
Ahí es donde nuestra
protagonista toma las riendas de la situación y todo cambia para mejor.
Un día en el que los
habitantes andaban perdidos por las calles de ese espacio, la protagonista, se
fue acercando uno a uno y, cogiéndoles de la mano les reunió a todos en una
iglesia. Al principio estaba sola en su labor pero tenía fuerzas suficientes
para poder con ellos. De repente, hubo alguno que por inercia empezó a ayudar a
la chica en su empeño de reunir a los habitantes. Os podéis imaginar las
casuísticas de cada encuentro. Tardó mucho tiempo cronológico lineal en
reunirlos, su pelo empezó a ponerse un poco más blanco pero era más importante
conseguir reunir a la gente que la había despreciado que mirarse en un espejo.
Intentó e intentó sin desfallecer aunque había días que le resultaba muy
laborioso convencer a los habitantes que tenían que ir a la iglesia. Algunos no
sabían ni quién eran, habían perdido lo más importante que era reconocer a sus
familiares, a sus amigos, a sus compañeros de fiestas y viajes. Sería muy
simple decir que llegó el día de la reunión y la chica buscó una canción y la
puso en un volumen muy alto. Sería muy simple decir que cada uno de los
habitantes se puso las manos en la cabeza y se dejó llevar por la música. La
chica estaba exhausta por tanto esfuerzo y llegado el momento se acercó a la
figura de Jesús de Nazaret que estaba en la iglesia. Se puso a sus pies y era
tal la alegría que sentía por haber conseguido reunir a todos los habitantes
que pensó que no le quedaba nada más por hacer. Pero he aquí que esa chica, esa
protagonista tan peculiar, era madre. Empezó a rezar a la Vírgen María y de
pronto muchos niños, que eran los que estaban menos perdidos, empezaron a
repetir sus oraciones. Los adultos parecían niños, también empezaron a rezar y
a recordar poco a poco quiénes eran o quiénes habían sido y, algunos parecía
que no lo podían ni soportar. Aquella masa de personas rezaba cada vez con más
convicción y la Vírgen María, en aquella escultura representada, en aquel
cuadro dibujada, parecía sonreírles a todos. De repente ocurrió algo, alguien
se acercó a la protagonista y la dijo: “madre, mamá aquí tienes a tu hijo”.
Entonces la madre, digamos que cedió el testigo de todo cuanto ocurrió a su
hijo para que condujera a aquellas personas a no volver a repetir sus errores.
Pasó un tiempo, esta
vez sí lineal, las máquinas inventadas por los habitantes dejaron de tener
importancia pues los habitantes tenían mucho trabajo que hacer, volviendo a los
valores humanos que poco a poco se fueron estableciendo.